Cuando se intenta normativizar a una mente creativa, esta acaba buscando un lugar donde desarrollarse libremente.

Hablamos de Ana Prado, quien empezó su carrera profesional en la publicidad, un sector que le dejaba muy poca libertad para desarrollar su talento, lo que la ha llevado a expresarse artísticamente a través del retrato fotográfico. 

Ana muestra en sus trabajos una sensibilidad especial sobre a la comunidad queer, entre quienes recibe un gran reconocimiento por su fotos.

Su mirada fotográfica es una mirada íntima. Mediante ella consigue llevar al espectador el sentimiento de orgullo de una  comunidad que aún está luchando por sus derechos en la sociedad del S.XXI. Las personas retratadas en su trabajo parecen prestarle una sinceridad y autenticidad muy difícil de conseguir, lo que a su vez  contrasta con la artificialidad y el componente Kitsch que caracterizan la dirección artística que plasma en su escenografía. 

¿Qué pasaría si los clientes concedieran libertad creativa?

El trabajo y la trayectoria de Ana debe hacer que nos preguntemos dónde está el límite de la creatividad en el trabajo publicitario y la estrecha relación que hay entre desaprovechar el talento creativo del sector y la cobardía de las marcas, las que acaban prefiriendo decir lo que la masa quiere escuchar, en lugar de tomar la vía de la auténtica diferenciación y de la creación de la opinión propia, la cual se obtiene permitiendo que ciertos talentos apliquen su particular visión del mundo a la coherencia de la marca.

El trabajo fotográfico de Ana Prado se puede ver al completo en su cuenta de Instagram @ardenqueardan. 

** Este video fue originalmente publicado por THEY Say (@theysayalltheway) y ha sido editado por ImprovisedPlanning **


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